+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 12, 38-42 Algunos escribas y fariseos le dijeron a Jesús: «Maestro, queremos que nos hagas ver un signo». Él les respondió: «Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás. Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches. El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más que Jonás. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra esta generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien que es más que Salomón». Palabra del Señor.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 10, 38-42 Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude». Pero el Señor le respondió: «Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada». Palabra del Señor.
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 12, 14-21 En seguida los fariseos salieron y se confabularon para buscar la forma de acabar con él. Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Muchos lo siguieron, y los curó a todos. Pero él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer, para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías: Este es mi servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección. Derramaré mi Espíritu sobre él y anunciará la justicia a las naciones. No discutirá ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas. No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia; y las naciones pondrán la esperanza en su Nombre. Palabra del Señor.
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 12, 1-8 Jesús atravesaba unos sembrados y era un día sábado. Como sus discípulos sintieron hambre, comenzaron a arrancar y a comer las espigas. Al ver esto, los fariseos le dijeron: «Mira que tus discípulos hacen lo que no está permitido en sábado». Pero él les respondió: «¿No han leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la ofrenda, que no les estaba permitido comer ni a él ni a sus compañeros, sino solamente a los sacerdotes? ¿Y no han leído también en la Ley, que los sacerdotes, en el Templo, violan el descanso del sábado, sin incurrir en falta? Ahora bien, yo les digo que aquí hay alguien más grande que el Templo. Si hubieran comprendido lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios, no condenarían a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es dueño del sábado». Palabra del Señor.
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 11, 28-30 Jesús tomó la palabra y dijo: Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana. Palabra del Señor.
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 11, 25-27 Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Palabra del Señor
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 11, 20-24 Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido. «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú». Palabra del Señor.
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 10, 34-11, 1 Jesús dijo a sus apóstoles: «No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada. Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra; y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió. El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo. Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa». Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí, para enseñar y predicar en las ciudades de la región. Palabra del Señor.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 10, 25-37 Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?». Jesús le preguntó a su vez: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?». Él le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo». «Has respondido exactamente, –le dijo Jesús–; obra así y alcanzarás la vida». Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: «¿Y quién es mi prójimo?». Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: "Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver". ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?». «El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera». Palabra del Señor. Comentario a Lucas 10, 25-37: ¿Te diste cuenta que el Evangelio, en realidad, es mucho más simple de lo que a veces imaginamos? ¿Te diste cuenta que, en realidad, nosotros somos los que complicamos las palabras del Evangelio o a veces las cambiamos o edulcoramos? ¿Nos damos cuenta de que Jesús en sus palabras y en sus explicaciones es mucho más simple de lo que a veces parece a simple vista? En Algo del Evangelio de hoy, esta parábola con la que Jesús le responde a este doctor de la Ley, es un claro ejemplo de esto que quiero transmitir hoy. La pregunta de Jesús es sencilla, y va al meollo de la cuestión, va a la médula: ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo de ese hombre que fue asaltado, golpeado y dejado medio muerto? Y este hombre, el doctor termina respondiendo con simpleza, con sentido común, como debería responder cualquier persona de buena voluntad: «El que tuvo compasión de él», el que tuvo misericordia, en definitiva, el que supo frenar. Por eso podríamos decir que Jesús termina respondiendo también con sentido común y simpleza, nos termina diciendo a todos: «Ve, y procede tú de la misma manera». Este es el mensaje central de la escena de hoy, en realidad de todo el Evangelio, de toda la Buena Noticia en su totalidad, no hay muchas vueltas, aunque, como dije, a veces nosotros se las encontremos. Vos y yo también nos preguntamos muchas veces qué debemos hacer, cómo debemos actuar, quién es nuestro prójimo, cómo heredamos la Vida eterna, cuándo llegaremos al cielo. ¿Quién es el prójimo en nuestra vida? ¿Quién es el prójimo? Finalmente, y sencillamente es el que nos encontramos en nuestro camino, el que nos mueve a compasión o el que nos invita a movernos a compasión, el que nos mueve el corazón y al cual le ofrecemos nuestra ayuda, le ofrecemos nuestro corazón. Pero para dar ese paso, lo primero que deberíamos experimentar, es que Jesús es nuestro buen Samaritano, es el gran personaje de la parábola de hoy. Él, con mayúscula es Jesús, y por eso Él puede pedirnos y pedirte que vayamos, que «vayas y hagas lo mismo». Acordémonos que Jesús nunca pide nada que antes no haya hecho él mismo por vos y por mí; no exige nada que ...
† Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 10, 24-33 Jesús dijo a sus apóstoles: «El discípulo no es más que el maestro ni el servidor más que su dueño. Al discípulo le basta ser como su maestro y al servidor como su dueño. Si al dueño de casa lo llamaron Belzebul, ¡cuánto más a los de su casa! No los teman. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas. No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena. ¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo. Ustedes tienen contados todos sus cabellos. No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros. Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo los reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres». Palabra del Señor.